miércoles, 27 de abril de 2011

Fauces

Del las formas ogánicas, libres y sublimes de la naturaleza,
empiezan a aparecer nidos angulares, de concreto.

Espacios egoistas envueltos en navaja,
amores entre bloques, y derivados del petróleo.

Existencias agenas a su escencia, volcadas a obtener,
su estatus, su nido, su bestia de asfalto y una pensión anterior a trascender.

La ciuidad se compone de encierros, espacios comunes estandarizados,
lenguajes correctos, y una camisa de fuerza a la medida de cada locura.

Gusta respirar el humo que expulsan las bestias y del paso apurado,
ataviada de frutos inaccesibles, se embriaga de si misma.

Engulle el tiempo en los transeuntes, se embebe completo al burócrata,
Deforma por pasatiempo los hijos de la madre, con calzado ortopédico y culpas.

Las fauces, serían pues una calle cualquiera, con gente irreconocible,
de aire extraterrestre y mirada nublada, en los ciclos carentes de sentido.



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